Las preocupaciones de un escritor académico o científico suelen estar centradas en los contenidos, en su originalidad y solidez, no en los aspectos lingüísticos. Pero en los últimos borradores ya los conceptos, las hipótesis, los hallazgos, las conclusiones, las ideas en general están establecidos y adecuadamente organizados. Entonces es necesario centrarse en cómo pulir el modo de decir esos contenidos, para acentuar la coherencia y la precisión del escrito.